viernes, 8 de junio de 2012

Granadas

Granadas
Granada de Mano
Una granada o granada de mano es una pequeña bomba con material combustible, del tamaño, forma y peso adecuado para ser arrojada con la mano. En la actualidad existen varios tipos de granadas que pueden ser lanzadas con fusiles y también lanzadores de granadas especializados.

Granadas artesanales

Desde finales de la Alta Edad Media se comienza a incorporar el poder explosivo de la pólvora a la guerra, desde el siglo XV (pero desde antes de nuestra era se había usado ) se fabricaron proyectiles explosivos apropiados para la defensa de las plazas sitiadas. También se emplearon contenedores de material incendiario. Estos consistían en un simple cuerpo redondo de barro cocido o fundición de latón, al cual se le incorporaba pólvora negra en profusión y una mecha para encenderlo. Su empleo táctico era simple: se encendía la mecha y se los arrojaba a las partidas asaltantes que intentaban tomar las paredes de las fortalezas. Estos proyectiles fueron bautizados con el castellano nombre de granada, por la similitud a la fruta, apodo que fue adoptado por la mayoría de los ejércitos europeos. Si bien solían provocar al enemigo quemaduras graves y contusiones, su capacidad destructiva dejaba que desear.
Por ello ya en el siglo XVI algunos modelos de granadas originarias de Suiza incorporaban en su interior piedras o trozos de metal a fin de aumentar su efecto mortífero con metralla. Estas se llegaron a usar durante los combates navales, en el asalto y abordaje de buques enemigos. Para el siglo XVII las granadas se consideraban de un valor suficiente como para justificar la creación de cuerpos de granaderos, soldados de élite especializados en el uso de las mismas.
Hacia mediados del siglo XVIII, sin embargo, la mayoría de estas formaciones abandonaron la granada como arma y solo conservaron el nombre y algunos símbolos por inercia. Más adelante y desde 1830 estas unidades empezaron a considerarse obsoletas, y los regimientos de granaderos pasaron a cumplir función sólo en la revista. El Ejército Británico disolvió en 1850 su Guardia de Granaderos, y el resto de los ejércitos continentales harían lo propio. El advenimiento de medios de transporte como el tren y nuevas armas como cañones y fusiles de repetición (con mayor alcance y precisión), terminaron por sellar la historia de las granadas aparentemente hacia 1870.

Granadas modernas

 Se produjeron avances militares y nuevas doctrinas derivadas de la experiencia británica en la Guerra de los Bóers, con masas de maniobra provistas de fusiles con alcance de tiro superiores a los 700 metros. Estos elementos armados llevaron inevitablemente a un nuevo tipo de guerra de estancamiento, en el que ambos bandos tendieron a protegerse tras parapetos, zanjas y trincheras. El primer ejemplo de este tipo de conflicto se dio en forma muy limitada en la Guerra de Secesión, pero fue recién en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) cuando el estancamiento de la guerra de trincheras se hizo patente. Las líneas de tiradores solían encontrarse a menos de 60 metros. Por ello tanto rusos como japoneses se vieron obligados por las circunstancias a improvisar y revivir las granadas de mano. A los primeros ejemplares realizados en el mismo campo de batalla a base de botellas y dinamita les siguieron otros fabricados con tubos de acero y explosivo de alto poder, de calidad muy mediocre, pero que permitían despedazar un hombre si eran arrojadas con habilidad.


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